Mujer elefante
El silencio se acercó como planta rastrera, gradual
decidido a penetrar por mis raíces, que se encontraron
con todas las demás de este vergel al que vine a dar, como muestra de la magia
Mis carnes disgregadas se recostaron tomando por fin su derecho a descanso
Las cuidé como el sol a nosotros
Se las presenté a las hojas secas, al sol y a los picaflores, que nunca dejaron de visitarme
Accedí a la cuenca profunda de mis memorias de mujer tierra
Me sentí una con ella, día tras día
Presenté cada dolor residual, sin estruendo, ante su magnificencia
Mis danzas curvas se entrelazaron con los seres que viven en el silencio
Las voces de las memorias fueron desvaneciéndose entre lágrimas tranquilas
que limpiaron, perseverantes, mis ojos de adentro
Solo tierra y hojas de color de otoño bañadas de sol frente a mí
Sol iluminando, uniendo mis partes
Naturaleza regenerándose en ciclos sin fin, y yo en ella
Así fue que empezaron a llegar elefantes de amor gigante
Escamas como lentejuelas, azules y turquesas tornasol,
me cubrieron suaves, dóciles, móviles
Comprendí por fin el vértigo de mi ser madre
Me dejé abrazar por el espíritu más grande
Masculino primordial, firme, disponible, confiable.
Pude al fin respirar tranquila, aquietarme
Me convertí en mujer elefante